El nuevo cambio en la ley de emigración que se publicó a comienzos de este año por el presidente Joe Biden ha dado un vuelco relevante a los planes y estrategias de los que sienten interés por emigrar al país americano.
Ahora, esta ley permite a los venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos entrar a los Estados Unidos de manera legal, siempre y cuando ellos tengan a alguien como patrocinador dentro del país.
Esto pone una garantía al trámite, pues quien acceda al país ya se supone que cuente con apoyo y no sea una carga publica, haciéndose responsables de estas personas.
Extraoficialmente y de manera clandestina se han estado ventilando inquietudes entre los interesados y los posibles colaboradores desde los Estados Unidos.
Una de las interrogantes más repetidas es la de al principio de esta etapa donde debido a Comunicaciones por parte del gobierno se entendió que si la persona había sido reclamada o de alguna manera había empezado un proceso para llegar a los Estados Unidos él o ella no podría participar y ser a este proceso.
Pues no es cierto este planteamiento, la duda abarca principalmente a una serie de inmigrantes que ya habían salido de su tierra dispuestos a pasar por las peligrosas travesías ya conocidas de tiempos recientes y con una residencia temporal en una tercera nación.
Pues para estos, si es posible aplicar este proceso, incluso habiendo sido reclamados anteriormente no será impedimento.
Los que no pueden aplicar son los que tengan ciudadanía o residencia permanente en este tercer país donde supuestamente no son nativos.
Analizando sus situaciones se llegó a la conclusión de que si están permanentes no corren riesgos para la vida, y esta es la principal motivación para que este proceso sea de tal modo según el cambio de Joe Biden.
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