Un grupo de balseros cubanos llegaron a las costas de EE.UU y fueron inmediatamente acusados de robar una embarcación desde la isla.
Las autoridades guardacostas informaron que las investigaciones están en curso para esclarecer los hechos.
El propietario del barco robado, un pescador de toda la vida, se quedó sin su fuente de subsistencia.
Su hija, Claudia Itdoina Rico Eleveñil, expresó su indignación ante la injusticia de que personas con malas intenciones estén en otro país y puedan seguir robando. La familia afectada solo desea recuperar su barco, el cual representa años de sacrificio y trabajo duro.
Por otro lado, la comunidad cubanoamericana en redes sociales se solidarizó con los balseros cubanos y agradeció que llegaran a salvo a Miami.
Sin embargo, es probable que sean deportados en el próximo vuelo a finales de mes, ya que las embarcaciones no suelen ser devueltas por problemas logísticos y suelen ser hundidas cerca de las costas de EE.UU.
El propietario del barco robado, Ariel Rico Figueroa, lamenta la pérdida de su sueño y su fuente de ingresos. La embarcación tenía un alto valor económico, algo difícil de conseguir en la actual situación de la isla.
La situación pone de manifiesto la complejidad y las dificultades que enfrentan los balseros cubanos en su búsqueda de una vida mejor.
Según la información difundida por el periodista de Martí Noticias Mario J. Pentón, los tripulantes, originarios de La Habana, realizaron la travesía en la lancha de pescadores III Rico con matrícula HA50517F.
En un comentario en redes sociales, Ariel Rico Figueroa acusó a Jorge Alberto Escala Valdés de robar su embarcación para llegar a Florida y exigió justicia, solicitando la deportación del responsable y la devolución de su propiedad.
La Embajada aclaró que la regla de deportación no se aplicará a residentes permanentes legales, menores no acompañados, víctimas de trata humana grave y otros no ciudadanos con visa válida o permiso legal para ingresar a Estados Unidos.
El acuerdo bilateral entre los Gobiernos de La Habana y Washington estipula la deportación de todos los migrantes irregulares que lleguen por mar a territorio estadounidense.
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