La amenaza de una huelga en los principales puertos de Estados Unidos, incluyendo el estratégico puerto de Miami, ha encendido las alarmas en diversos sectores económicos.
Esta situación representa un riesgo inminente de un aumento considerable en los precios de los productos, como consecuencia del colapso de las cadenas de suministro.
Los analistas advierten que las repercusiones de esta eventual huelga podrían ser más severas que las experimentadas durante la crisis provocada por la pandemia de coronavirus.
Los puertos de EE. UU. son vitales para el funcionamiento de la economía nacional, ya que gestionan casi la totalidad de las importaciones y exportaciones del país.
De hecho, se estima que un solo día de inactividad en estos puertos puede resultar en un retraso de hasta siete días en toda la actividad económica, dado que el transporte de carga por ferrocarril y camiones se ve inevitablemente afectado antes y después de las operaciones portuarias.
Los consumidores son uno de los grupos que más sufrirían las consecuencias de una posible huelga.
Los productos que ya están sufriendo retrasos en su entrega podrían experimentar un aumento de precios debido a la escasez. La Federación Nacional de Minoristas de EE. UU. ha alertado que los precios de bienes esenciales como alimentos, electrónicos y ropa podrían aumentar hasta un 10% si la huelga se extiende más allá de dos semanas.
Además, sectores industriales como el automotriz y el de la construcción, que dependen de piezas importadas, también podrían ver comprometida su producción.
Los expertos ya han comenzado a predecir una posible recesión económica si no se logra una resolución rápida a este conflicto laboral.
Los trabajadores portuarios, que están demandando mejoras en sus salarios y condiciones laborales, se encuentran actualmente en negociaciones con las compañías navieras.
Sin embargo, un posible estancamiento en estas conversaciones podría llevar a la paralización de las actividades en los puertos más importantes del país a partir de la medianoche del 1 de octubre.
Se estima que alrededor de 45,000 trabajadores en 36 puertos se unirían a la huelga, lo que podría interrumpir más del 40% de las mercancías que ingresan al país.
La situación se torna aún más crítica si consideramos que la huelga podría coincidir con la temporada navideña y las elecciones presidenciales, momentos en los que la demanda de productos suele aumentar considerablemente.
Si la huelga se prolonga, las pérdidas económicas serían desastrosas, con un costo estimado de hasta 1,000 millones de dólares diarios por la paralización en puertos como Los Ángeles, Long Beach y Miami.
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