El incremento en el flujo de migrantes que atraviesan el Tapón del Darién ha generado una alerta entre las autoridades. A pesar de los esfuerzos por cerrar esta ruta migratoria, se ha demostrado que esto es imposible y los migrantes siguen esperando acuerdos para su situación.
En Panamá se están barajando propuestas para atender la emergencia en el Darién, sin embargo, expertos señalan que estas propuestas afectarían aún más a la población migrante y no ofrecen soluciones a largo plazo. Además, los gobiernos afectados por esta situación han expuesto dificultades para trabajar en equipo.
La migración a través de esta selva ha alcanzado niveles nunca antes vistos. Hasta este momento del año, ya hemos superado la cifra total de migrantes que cruzaron por el Darién en 2022. Según las autoridades panameñas, más de 307.000 personas han emprendido un riesgoso viaje por esta ruta hasta agosto.
El año pasado, Panamá informó que más de 250.000 personas cruzaron hacia este país desde la frontera colombiana, duplicando así los 133.000 cruces registrados en 2021.
A pesar de las medidas adoptadas hasta ahora, ninguna ha logrado contener los flujos migratorios, mientras que el diálogo entre las naciones principalmente afectadas se complica.
Panamá ha emitido alertas por el aumento de cruces diarios y ha acusado al Gobierno de Colombia de no cumplir con los acuerdos pactados previamente y de no colaborar para atender la emergencia.
Además, se ha quejado de la falta de asistencia por parte de países del norte, como Estados Unidos, quienes habían prometido mayor compromiso con esta situación.
Es evidente que esta problemática migratoria requiere de soluciones más efectivas y de una mayor cooperación entre los países involucrados.
La situación en el Darién es crítica y es necesario encontrar medidas que garanticen la seguridad y el bienestar de los migrantes, sin afectar aún más su situación vulnerable.
El cierre de fronteras no sería la solución adecuada en este caso.
La historia ha demostrado que este tipo de medidas solo fortalece las operaciones de bandas dedicadas al tráfico de personas, ya que incrementan los precios que les cobran a los migrantes. Los llamados "coyotes" o traficantes, están cobrando cifras exorbitantes por el viaje completo, sin ofrecer ninguna garantía de seguridad, ya que pueden abandonar a los migrantes a su suerte. La semana pasada, por ejemplo, un grupo de traficantes dejó abandonados a 51 migrantes, incluyendo a 14 niños, en una playa panameña.
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