El destacado artista cubano Luis Manuel Otero Alcántara ha sido galardonado con el prestigioso Premio Rafto de Derechos Humanos, un reconocimiento que fue anunciado este jueves por la Fundación Rafto, con sede en Noruega.
Este premio es un tributo a su valiente lucha por la libertad de expresión en Cuba, donde ha empleado su arte como un poderoso medio de resistencia frente a un régimen opresor.
La Fundación Rafto ha subrayado la importancia del trabajo de Otero Alcántara, quien ha utilizado su creatividad para desafiar las injusticias y abusos cometidos por las autoridades cubanas.
En este contexto, la organización ha exigido su liberación inmediata, denunciando la violenta represión y el hostigamiento que él y otros activistas enfrentan en la isla.
Luis Manuel Otero Alcántara es una figura emblemática del Movimiento San Isidro, que representa a una nueva generación de activistas cubanos.
A través de sus performances y diversas manifestaciones artísticas, ha denunciado de manera contundente las violaciones de derechos humanos que se perpetran en Cuba, convirtiéndose en una voz relevante en la defensa de la libertad de expresión.
La Fundación Rafto también ha puesto de relieve que Cuba continúa siendo uno de los países con mayores restricciones en este ámbito, citando la brutal represión que se produjo durante las protestas del 11 de julio de 2021.
En esa fecha, el régimen cubano llevó a cabo una violenta represión de las manifestaciones populares, resultando en la detención de cientos de personas, incluidos numerosos activistas y artistas, entre ellos Otero Alcántara.
Este artista ya había sido arrestado en múltiples ocasiones por su activismo cultural, lo que resultó en la confiscación y destrucción de su obra por parte de las autoridades.
Establecido en 1987, el Premio Rafto honra a defensores de los derechos humanos y la democracia a nivel global.
Actualmente, Luis Manuel Otero Alcántara cumple una condena de cinco años en la prisión de Guanajay, tras haber sido sentenciado en junio de 2022 por los cargos de “ultraje a los símbolos de la patria”, “desacato” y “desórdenes públicos”.
Esta condena ha sido ampliamente criticada por diversas organizaciones internacionales de derechos humanos, que la consideran una represalia directa por su arte contestatario.
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