Según fuentes de Reuters, Donald Trump tiene intención de poner fin a programas como el Parole humanitario de Biden, que facilita la entrada legal y la obtención de permisos de trabajo a cientos de miles de inmigrantes de cuatro países.
Estas iniciativas incluyen un programa para migrantes apoyado por donantes estadounidenses y otro que permite a los migrantes que viven en México usar una aplicación para planificar un cruce fronterizo.
Según fuentes, la gente en Estados Unidos Aquellos cuyo permiso humanitario haya expirado pueden tener la oportunidad de salir por su cuenta y luego solicitar la entrada legal sin estar sujetos a sanciones.
Se espera que Trump entable negociaciones con México para reactivar la iniciativa Permanecer en México, que ordena a los solicitantes de asilo extranjeros esperar en México hasta que sus solicitudes sean procesadas en Estados Unidos.
Según las fuentes, una de las acciones ejecutivas previstas para el primer día de la presidencia de Trump es una directiva para centrarse en arrestar a inmigrantes ilegales que residen en Estados Unidos.
Según se informa, Trump tiene la intención de rescindir las directrices establecidas por la administración Biden, que se centraban en deportar a personas con antecedentes penales graves y al mismo tiempo limitaban las acciones contra los no delincuentes.
La directiva de Trump se centrará en deportar a personas acusadas de delitos y a quienes hayan agotado todas sus opciones legales para quedarse.
Sin embargo, esto no impedirá que las autoridades detengan a otros migrantes que también podrían ser deportados.
Según ICE, casi 1,4 millones de personas en Estados Unidos están sujetas a órdenes finales de deportación, un tema clave que será una prioridad para la nueva administración Trump.
Según fuentes cercanas al equipo de transición informadas por el medio Politico, uno de los principales objetivos de Trump es poner fin al programa de Parole humanitario, que permitió a más de 530.000 personas inmigrar desde países extranjeros como Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití y establecerse temporalmente en el país.
El programa, que requiere patrocinadores estadounidenses y estrictos controles de seguridad, ha sido criticado por el presidente electo como parte de una política de inmigración "débil" que pretende revertir desde su primer día en el cargo.
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